«Estos dos meses más de libertad para Sebastiani son dos meses más de prisión para mí», expresó Eliana Tapia

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La sentencia al empresario automotriz se pasó al 6 de febrero de 2017. «Siento que la única condenada por ahora soy yo, en ésta instancia donde ya están todas las pruebas sobre la mesa, las sentencias no deberían postergarse», lamentó.

 

Este lunes se realizó, en la Cámara del Crimen II de Resistencia (San Martín y Juan B. Justo) la lectura de los alegatos en el juicio oral por violencia de género contra el empresario automotriz Raúl Sebastiani, gerente y titular de la firma Sebastiani S.A., por golpizas y amenazas de muerte a su expareja Eliana Tapia, a lo que la Fiscalía le sumó la imputación de “privación ilegítima de la libertad”.

La querella particular solicitó la pena de 8 años y seis meses de prisión por privación ilegítima agravada en concurso real con lesiones graves en contexto de violencia de género. Por su parte, el Ministerio Público solicitó una pena de 4 años, mientras que la defensa pidió la absolución de todos los cargos. El imputado no quiso hacer uso de la palabra. La sentencia será comunicada por la jueza Lidia Lezcano de Urturi, el 6 de febrero de 2017, a las 12.

“Evidentemente los tiempos judiciales no son los mismos que los emocionales, de quienes atravesamos un proceso durísimo, esperando con angustia que se haga justicia: estos dos meses de libertad para él son dos meses más de prisión para mí, siento que hasta ahora la única condenada soy yo», lamentó Eliana.

Impotencia, dolor, miedo e injusticia, fueron las palabras que utilizó para explicar lo que siente ante una nueva postergación de la sentencia contra su expareja Raúl Sebastiani. «Si realmente quieren proteger a las víctimas, en ésta instancia, donde todas las pruebas ya están sobre la mesa, las sentencias no deberían postergarse», cuestionó.

Eliana asegura que estos meses, donde ya no queda nada más por decir ni comprobar en la causa, sólo podrían entorpecerla y demorar la justicia para las víctimas. «Queda una ventana de dos meses en los que no se sabe lo que puede pasar, que puede hacer él y que me puede pasar a mí, se abren un montón de posibilidades que no colaboran en la búsqueda de justicia», aseguró.

Para ella no es casual que el imputado tenga este tiempo de ventaja en libertad, que a pesar de todas las pruebas que se presentaron en su contra, pueda gozar tranquilamente de unas fiestas de fin de año y disfrutar de todo el mes de enero, como si ese 25 de agosto de 2015 no hubiera existido para él. “Todavía siento que estoy encerrada en ese departamento, sintiendo los golpes por todo el cuerpo con los puños de Sebastiani envueltos en una toalla para no lastimarse, que me asfixia con la almohada y que me gatilla varias veces un arma de fuego en la cabeza, en un juego perverso que duró unas tres horas”, se lamentó.

«Tenía la esperanza de tener unas fiestas en paz, de empezar un año libre, de brindar por la justicia, pero tendré que hacerlo encerrada, en esta prisión en la que me encuentro desde que comenzó todo, con la sensación permanente de estar en peligro, de encontrarme con lo peor a la vuelta de la esquina», manifestó.

«Siento que las instituciones están de su lado»

Desde que fue a denunciar, hasta esta nueva postergación para la lectura de la sentencia, Eliana siente que todas las instancias judiciales, el proceso y las instituciones intervinientes estuvieron al servicio del agresor y su poder socioecnómico que cree comprarlo todo. «Yo no tuve derecho a una defensa como corresponde y él tiene derecho a dos meses más de libertad», remarcó.

Dice esto, porque en la Comisaría donde le tomaron la denuncia incumplieron el Protocolo de Actuación para casos de violencia de género, por lo que no pudo incluir uno de los hechos más graves que fue la violación. «Denunciar es una mierda y no denuncié el abuso que era una de las cosas más importantes, si me hubiese revisado una mujer y me lo hubiese preguntado lo hubiese hecho, pero venía violentada por un hombre y no quería que me revise un policía», explicó. 

Luego de denunciar, quiso visibilizar el tema en los medios de comunicación para protegerse, o eso al menos, le habían recomendado. Fue a un diario, todavía con las marcas de agresión en su cuerpo, que fueron fotografías pero luego descartadas al igual que la nota que fue censurada por la relación comercial de Sebastiani con el medio.

Las decepciones de los primeros incluyeron también a su primera abogada, Patricia Fernández Longoni, que ni siquiera se presentó como querellante y a la Fiscalía no lo advirtió, y como consecuencia, la causa se archivó durante.  Luego, al menos tres personas que intentaron ayudarla fueron amedrentadas: a dos las perjudicaron en sus trabajos y una tercera recibió un mensaje mafioso.