Investigan si es real que apareció una hostia con sangre en una iglesia de Rafaela

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Misterio de Fe en una iglesia de Santa Fe. Ocurrió el martes, cuando un grupo de jóvenes se encontraba en adoración eucarística. Todos pertenecen a la casa de recuperación de adicciones “San Miguel”, de Rafaela (Santa Fe). Uno de ellos vio en la hostia consagrada una sustancia que parecía ser sangre.

 

Los chicos comenzaron a cantar alabanzas con todas su fuerzas. Las fotos y videos se viralizaron por todo el mundo. Pero la Iglesia, cauta como siempre, prefirió retirar la hostia para hacerle todos los estudios necesarios y verificar si se trata de un milagro eucarístico.

“La Iglesia en estos casos y otros similares pide que, con prudencia y mesura, se juzgue el acontecimiento con el objetivo de brindar luz y dar certeza de lo sucedido”, dijo en un comunicado el obispo de Rafaela, monseñor Luis Fernández. “A lo largo de la historia, la Iglesia ha recibido el testimonio de la presencia real y substancial de Jesucristo en la eucaristía, bajo esta forma tan singular de manifestación. Los casos no han sido nada comunes ni sencillos de discernir”, añadió.

La historia de los milagros eucarísticos, como se denominan estos fenómenos extraordinarios, se remontan muy lejos en la vida de la Iglesia. Muchos de ellos, aunque se produjeron hace siglos, pueden verse hasta hoy, y también han sido estudiados por la ciencia sin explicación alguna. Son hostias consagradas sin corromperse. La más antigua está en Zamora, consagrada en 1159. La explicación desde la religión sería la de un Dios vivo que sangra ante el dolor de sus hijos.

 

 

Cuestión de fe

“Dios se puede manifestar cuantas veces desee y de las formas que quiera. Nosotros sabemos por fe en la presencia real del Señor de la Eucaristía, luego de la consagración. Como católicos creemos en la presencia real, que adoramos y comulgamos normalmente, sin que haya ninguna manifestación fuera de lo ordinario. Pero la Iglesia nos pide que no nos aferremos a cosas extraordinarias, sino que atendamos a lo que Jesús nos ha dicho. Este es un regalo de Dios pero no es la manera corriente de manifestarse. Si se producen lo aceptamos, pero por nuestra fe debemos creer en la presencia real de la Eucaristía sin esperar un hecho extraordinario”. El que habla es el sacerdote salesiano Dante Simón, especializado en Roma en el discernimiento de los hechos extraordinarios y que participó activamente en los últimos procesos de canonización en la Argentina, como los del Cura Brochero y María Crescencia Pérez.

El padre Dante recuerda que en la historia hubo muchas manifestaciones ante algunos sacerdotes que dudaban sobre la presencia real de Jesús en la Eucaristía. Uno de los casos más famosos se registró en Lanciano, Italia. En el momento de la consagración, el monje que no creía vio cómo el vino se transformaba en sangre y la hostia en un pedazo de corazón. La custodia todavía se reserva hasta hoy en una copa de cristal y fue analizada por la ciencia. La sangre se coaguló en cinco glóbulos (también las llagas de Cristo eran cinco) irregulares y de diferente tamaño y forma, que tienen la particularidad de pesar 15,18 gramos. Cuando son pesadas -tanto las cinco juntas como cualquier combinación de ellas por separado (siendo que cada una tiene su propia forma y tamaño desigual)- tienen el mismo peso. Por ejemplo, se puede poner un fragmento en una balanza y los cuatro restantes en otra; ambas balanzas marcarán lo mismo cualesquiera sean los fragmentos elegidos.

 

 

El lavado de pies

Doce jóvenes de la Fazenda de la Esperanza, que se recuperan de adicciones, fueron elegidos el Jueves Santo para representar a los apóstoles en la Misa de la Cena del Señor en la Catedral. El arzobispo Alfredo Zecca lavó los pies a los muchachos como lo había hecho Jesús con los apóstoles, al darles la enseñanza del amor y la humildad y pedirles que así procedan los unos con los otros hasta el final de los tiempos. Por la mañana se había oficiado la Misa Crismal, en cuya homilía el arzobispo brindó su mensaje a los sacerdotes. En Roma, el papa Francisco lavó los pies de un grupo de reclusos en la cárcel, situada unos 75 kilómetros al sudeste de Roma. Había entre ellos un musulmán convertido al cristianismo, tres mujeres y un argentino.

 

 

Fuente: La Gaceta