Otra vez un caso de femicidio. Micaela García, fue su víctima. Otra joven atacada sexualmente y muerta en nuestro país. Un nuevo “error” judicial, esta vez del juez de ejecución penal, doctor Carlos Alfredo Rossi, quien otorgó el beneficio de salidas transitorias a Sebastián Wagner, principal sospechoso del femicidio de Micaela.
Rossi liberó antes del cumplimiento de su condena, a un violador, pese a los informes que en contrario envió el Servicio Penitenciario y de que, además, Wagner había sido condenado por dos casos comprobados, de agresión sexual. ¿Se trata de “errores judiciales” o simplemente hay sectores de la justicia que no están impregnados de principios garantistas, sino de una cultura patriarcal, machista y misógina, que los trasciende?
¿Deberían penarse los delitos sexuales, con las mismas penas que los delitos contra la vida? Creo es la discusión que deberíamos plantearnos y muy rápidamente en el Congreso.
No soy de los que creen que el mero aumento de las penas inhibe a delincuentes de cometer delitos, pero en estos casos, ya no se trata de persuadir a un depravado que no viole, ni abuse sexualmente de otras personas por una eventual mayor condena. De lo que se trata es de acotar, en casos de delitos contra la integridad y libertad sexual de las mujeres, el poder liberatorio de jueces de ejecución penal.
Los casos de abusos sexuales seguidos de muerte, cometidos por condenados por violaciones, en libertad transitoria, se repiten. Los chaqueños no olvidamos el caso Tatiana, ni como la corporación judicial cerró filas en defensa del juez Axel López.
Algunos atribuyen estas mal otorgadas libertades, a la supuesta adscripción de algunos jueces a una corriente de pensamiento penal conocida como “garantista”. En realidad jueces como López o Rossi son machistas y misóginos. Odian, o no quieren a las mujeres, o no las consideran importantes, por eso liberan a sus agresores sexuales. No piensan que las agredidas de sus “liberados” pueden ser sus hijas, esposas, amigas o cualquier mujer.
¿Son insensibles al dolor de las victimas por ser de otro género? ¿No saben acaso que un violador sin un tratamiento psicológico de excelencia, lo más factible es que vuelva a atentar contra la integridad sexual de las mujeres? ¿No conocen la complejidad de la violencia machista que inspiran las sociedades patriarcales?
Los jueces de ejecución penal deberían liderar la toma de medidas, por parte del Estado, para lograr tratamientos psicológicos intensos y efectivos sobre la población carcelaria condenada por delitos de índole sexual, además de prevenirnos de las consecuencias de sus omisiones, y no liberar antes de tiempo y sin tratamiento, a sujetos cuya peligrosidad es obvia.
Lloramos a Micaela, una militante política y social. Vi sus fotos marchando junto a la imagen de Evita, el nombre de la organización política a la que pertenecía, seguramente se movilizo, para evitar que el gobierno nacional realice el proyectado recorte de 67 millones de pesos al Consejo Nacional de la mujer y seguramente integró las columnas de manifestantes que llenaron plazas y calles, bajo la consigna “Ni una Menos”. Hoy ella nos falta.
En medio del dolor su padre, Néstor García nos dejó estas enseñanzas: “Más allá de lo que uno sienta, se debe seguir el orden institucional, por lo que no se debe hacer justicia por mano propia. Vamos a vivir para tratar de lograr una sociedad más justa, como pretendía Micaela”.
*Por el diputado nacional
Juan Manuel Pedrini