Las medidas contra el coronavirus golpean a los trabajadores autónomos

Sociedad

Gran cantidad de personas ‘cuentapropistas’ viven momentos de angustia y preocupación tras las medidas para evitar la propagación del virus COVID-19.

Si bien una parte de la sociedad está cubierta, ya sea con goce de haberes o el trabajo desde casa, muchos argentinos subsisten diariamente gracias a sus labores fuera de casa.

Ahora, con las restricciones inevitables a esta altura, esas personas viven en la incertidumbre porque la situación ya no es la misma.

De la noche a la mañana a Micaela le suspendieron todos los turnos que tenía agendados para esta semana y la próxima. Pero ahora ya se hace a la idea que tampoco en abril tendrá trabajo. Ella es manicura y trabaja a domicilio, pero con las medidas de distanciamiento social dispuestas quienes la contrataban regularmente decidieron suspender al menos de manera momentánea.

Micaela no está sola. Paseadores de perros, profesores de gimnasia, peluqueros, empleadas domésticas por hora o masajistas, por sólo nombrar algunas actividades, están viviendo una situación idéntica. A muchos ya les había mermado el trabajo por la crisis económica y la caída de ingresos de la clase media. Pero en sus cálculos nunca estaba la posibilidad de dejar de percibir ingresos casi de un día para el otro por culpa del coronavirus.

Algo parecido les ocurre a quienes desempeñan oficios especializados en resolver tareas hogareñas: los teléfonos de plomeros, carpinteros o electricistas, tan requeridos en la vida cotidiana dejaron de sonar desde el fin de semana. Cualquier arreglo pasará para más adelante, al menos mientras no sea una verdadera urgencia.

Ninguno de estos prestadores de servicios tan variados tiene “colchón”. No tienen licencia habilitada con goce de sueldo ni ingresos recurrentes. Viven casi en el día a día para poder pagar su alquiler, expensas, facturas de servicio y el supermercado. La capacidad de ahorro es mínima y en los últimos tiempos nula, porque la caída del ingreso real los afecto más que a nadie. Tampoco recibieron el bono de $4.000 que el Gobierno ordenó para todos los empleados en relación de dependencia. Muchos de ellos son monotributistas, otros autónomos y otros directamente…no existen, al menos desde el punto de vista tributario. Lo mismo cuenta, por ejemplo, para empleados de restaurantes, que reciben un sueldo básico pero luego dependen fundamentalmente de las propinas. Con una actividad tan disminuída su entrada mensual se verá fuertemente menguada.