Día Internacional de la Diversidad Biológica, Martínez llamó las especies que subsisten en el Paraná

Corrientes

 

 

El ambientalista correntino Luis Martínez resaltó lo importante de la conservación de nuestra gran biodiversidad en su día y remarco su preocupación por el Río Paraná.

El Día Internacional de la Diversidad Biológica es una fecha que se celebra el 22 de mayo de cada año, por decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas del 20 de diciembre de 2000. Biodiversidad se refiere a todas las formas de vida que hay en la Tierra, una amplia gama de factores que incluye ecosistemas, animales, plantas, hongos, microorganismos y diversidad genética. «En este día no podemos dejar pasar y mencionar la gran variedad de especies del Río Paraná que cuenta con una diversidad de peces, cerca de 200 especies, que representan aproximadamente un tercio del total de especies de toda la Cuenca del Plata. El criterio de selección, se basa en las especies de mayor captura en la región, así como algunas de características biológicas relevantes. Es importante entender que la situación del Paraná es muy difícil dónde expone y pone a miles de cardumenes en vulnerabilidad y su cuidado depende de todos», expresó Martínez.

Además, resaltó, «los ríos son una parte esencial de los ecosistemas y un elemento crítico para la supervivencia de billones de personas. Son mucho más que agua fluyendo; las orillas, bosques ribereños, humedales, estuarios y aguas subterráneas, son parte de la vida del río. No solo llevan agua; una gran cantidad de sedimentos ricos en nutrientes y minerales disueltos también son transportados, ayudando a fertilizar tierras bajas y mares. También sustentan una diversidad de formas de vida que nos proveen de alimentos, medicinas, y actividades de recreación. Los sistemas hídricos ayudan a mitigar sequías, inundaciones, recargar los acuíferos, y sirven como medios de transporte fluvial. Difícilmente podríamos sobrevivir sin los beneficios que estos sistemas proveen».

PREOCUPACIÓN

«El estado de conservación de nuestros ríos es una realidad preocupante. La biodiversidad de los ecosistemas de agua dulce enfrenta niveles de amenaza sin precedentes. Por lo general estos ecosistemas pasan inadvertidos a pesar de poseer una importante diversidad de plantas y animales, muchos de los cuales forman parte del sustento de la población. Durante la última década la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha podido evaluar el estado de conservación de más de 25.000 especies de agua dulce. Basados en las categorías de amenaza de la Lista Roja de Especies Amenazadas, se estima que alrededor de un tercio de estas especies están bajo amenaza de extinción, y más de 200 se encuentran ya extintas. Estamos perdiendo especies de agua dulce a un ritmo alarmante, mayor que el de las especies marinas y terrestres, y están desapareciendo sin ser advertidas», remarcó el ambientalista.

Las consecuencias ambientales de la infraestructura desarrollada sin una planificación adecuada pueden ser variadas e incluyen impactos directos a las propiedades biológicas, químicas y físicas de los ríos y ecosistemas ribereños. Por ejemplo, las represas bloquean la migración de peces y la conexión con hábitats esenciales para su ciclo de vida. El agua, una vez represada, cambia sus propiedades químicas y parámetros como la temperatura y el oxígeno disuelto. Así, sus condiciones pueden ya no ser favorables para las especies nativas, de hecho los embalses tienden a albergar más especies exóticas que se convierten en otra amenaza para la fauna y flora local.

La alteración del caudal de un río y el transporte de sedimentos río abajo de una represa por lo general causan los mayores impactos. La vida alrededor de un río evolucionó y está condicionada por el régimen hidrológico, es decir el patrón estacional de flujos de agua, su frecuencia, duración, magnitud y temporalidad. Es el factor que determina los hábitats de un río y sus ecosistemas que a su vez determinan la composición de especies. Los caudales alterados pueden afectar sensiblemente a la vida acuática y los ecosistemas ribereños, amenazando a todo el sistema de vida en una cuenca. Pulsos de caudal como las inundaciones también tienen un rol fundamental en la ecología de una cuenca ya que representan la única oportunidad para muchas especies de acceder a nuevos hábitats, dispersar semillas, o cumplir funciones esenciales para su ciclo de vida.

Una represa, además de alterar el flujo de agua, retiene sedimentos que son críticos para mantener procesos físicos y funciones ecológicas río abajo. Muchos hábitats como los humedales o manglares dependen de esos sedimentos para mantener su productividad y funciones. Los sedimentos que por lo general fertilizan las tierras inundables quedan retenidos, privando de nutrientes a las tierras bajas y desencadenando un proceso degenerativo. Adicionalmente, cuando un río pierde su carga de sedimentos busca recapturarlos, provocando la erosión de los cauces río abajo. Esto puede afectar seriamente a la infraestructura en las inmediaciones del río así como los ecosistemas colindantes. La erosión y socavamiento de un río represado también puede bajar el nivel de las aguas subterráneas, privando de agua a las raíces de los árboles en las riberas y afectando a cultivos agrícolas.

Gestionar adecuadamente los ríos para cubrir las necesidades humanas y ecológicas es un reto complejo para nuestra sociedad. Existe una creciente demanda de agua y energía, pero debemos estar conscientes de que intervenir los ríos causa daños irreversibles a las funciones y servicios ecosistémicos. La sostenibilidad de los proyectos hídricos y la protección de nuestros ríos son esenciales para la estabilidad de los ecosistemas y los medios de vida de la población. Mientras los ríos representan menos del 1% de la superficie terrestre, son los ecosistemas más productivos y diversos del planeta.

FAUNA AMENAZADA

Por otra parte, Martónez remarcó que es importante resaltar que hasta la fecha se calcula que existen 1,75 millones de especies catalogadas en el planeta, un número que según diversos estudios podría ascender a las 9 millones de especies. Pero así como crece el catálogo el número de especies amenazadas y en peligro aumenta considerablemente. 6.213 peces, 10.987 plantas, 3.401 aves, 3.105 mamíferos y el 31 por ciento de los bosques del mundo están en peligro de desaparecer. Por esta razón el 22 de mayo de cada año, y desde 1994, se celebra el Día Mundial de la Biodiversidad.

La realidad es que la mayoría de las veces, sobre todo viviendo en las ciudades, no nos damos cuenta de la gran relación entre la biodiversidad y nosotros como seres humanos, cuando de hecho nuestra vida depende de ésta pues nos relacionamos con las diversas especies animales y vegetales de distintas formas de vida, de hecho alimentos, vestimentas, insumos para viviendas y la farmacopea proviene de la misma. Pero debido a la urbanización y desarrollo, ya sabemos que la diversidad biológica está siendo afectada: desaparecen especies e incluso ecosistemas enteros.

El ser humano muchas veces no comprende que el equilibrio natural es una línea a muy delgada que puede significar la desaparición parcial o total de una especie, afectando indirectamente, y directamente a nosotros mismos a largo plazo, cambiando nuestros hábitos y costumbres culturales regionales.
La fauna se encuentra amenazada. Existen unas 985 especies de aves, 345 mamíferos, 248 reptiles, 145 anfibios y 710 peces. 529 de todas ellas están amenazadas y queremos que tomes conciencia de lo importante que son cada uno de ellos.

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