La moneda de Brasil, el real, atraviesa su peor momento en tres décadas debido a la incertidumbre por el creciente déficit fiscal del gobierno de Lula da Silva. Este fenómeno no solo afecta a Brasil, sino que también tiene importantes repercusiones en la economía argentina, dada la estrecha relación comercial y financiera entre ambos países.
El Banco Central de Brasil intenta contener la caída del real, que acumula una devaluación del 24% en 2024, pero las medidas como la subasta de dólares y el incremento de la tasa Selic al 12,25% no han sido suficientes. Este contexto plantea desafíos para Argentina en diversos frentes:
1) Tipo de cambio
La devaluación del real genera presiones para que el peso argentino pierda valor. Históricamente, un real fuerte favoreció la competitividad argentina, pero situaciones como la devaluación de Brasil en 1999 tuvieron un impacto desestabilizador en el sistema cambiario de nuestro país.
2) Balanza comercial
Brasil, principal socio comercial de Argentina, abarata sus productos con un real débil, mientras que los bienes argentinos resultan más costosos para los consumidores brasileños. Esto ya se refleja en un déficit comercial creciente para Argentina, cuyo índice de tipo de cambio real bilateral con Brasil es el más bajo en nueve años.
3) Turismo
El debilitamiento del real favorece el turismo de argentinos hacia Brasil, mientras que el encarecimiento relativo de los precios en Argentina desincentiva la llegada de turistas brasileños. Este verano austral podría marcar un desequilibrio significativo en el intercambio turístico entre ambos países.
4) Inversión bursátil
Mientras la Bolsa argentina experimenta un auge impulsado por expectativas de estabilidad fiscal, la Bolsa de San Pablo registra una caída en el año. Esto podría redirigir inversiones hacia Argentina, consolidando el buen momento del mercado local.
5) Actividad económica
Un estancamiento o caída en el PBI de Brasil impactaría directamente en la recuperación económica de Argentina, dado el peso del gigante sudamericano como principal motor del Mercosur.
Con un real en mínimos históricos y un panorama financiero incierto en Brasil, la economía argentina enfrenta un escenario desafiante que requerirá medidas estratégicas para mitigar sus efectos negativos.