Desde su arresto domiciliario en Paraguay, el exsenador habló por primera vez sobre su detención, las acusaciones en su contra y los videos que lo comprometen.
En un departamento prestado en Asunción, lejos de su provincia natal, Edgardo Kueider da su primera entrevista tras cuatro meses de detención. Lo hace con cuidado, midiendo cada palabra. El exsenador entrerriano, destituido y acorralado por la Justicia, se presenta como víctima de una maquinaria política, mediática y judicial que —según él— busca destruirlo.
El 4 de diciembre, su carrera política se desplomó cuando intentó ingresar a Paraguay con más de 201.102 dólares sin declarar. «No hay ningún ilícito, no hay plata proveniente de ningún delito», insistió en el streaming Plaza Mansilla (Vorterix Litoral). Pero lo cierto es que su caída fue rápida y sin red: fue destituido del Senado, allanado, arrestaron a allegados y lo expulsaron del peronismo.
«Todo lo que diga, aún con pruebas, va a ser puesto en duda», lamentó.
Dinero, acusaciones y sospechas
Kueider aseguró que el dinero con el que fue sorprendido no provenía de coimas ni estaba vinculado a la Ley Bases, pero su explicación fue tan enigmática como insuficiente: «Son fondos que no provienen de ilícitos y tampoco de Argentina».
También negó tener inversiones en Paraguay, aunque reconoció que su secretaria, Iara Guinsel Costa —quien lo acompañaba cuando fue detenido—, «tramitó la ciudadanía paraguaya» y realizaba negocios en el país vecino.
Las acusaciones contra él van más allá de su detención en la frontera. Su nombre aparece en investigaciones por enriquecimiento ilícito, lavado de activos, abuso de autoridad, cohecho y tráfico de influencias. También está vinculado a la multinacional Securitas, que habría pagado coimas para sostener contratos de vigilancia en la empresa estatal Enersa.
«No hay una sola prueba en mi contra», aseguró, y se mostró indignado con la Justicia: «Un fiscal te calumnia gratis, la jueza debería chequear el grado de veracidad de estas cosas».
Los videos reservados: ¿pruebas o extorsión?
Otro escándalo estalló cuando se difundieron videos donde se lo ve manipulando dinero en efectivo dentro de su despacho en la Secretaría General de la Gobernación. Kueider afirma que ese dinero correspondía a gastos reservados del Estado y que las imágenes fueron utilizadas para extorsionarlo.
“El problema era el efecto político que podía generar la difusión de las imágenes, que es lo que está pasando ahora”, admitió.
El exsenador, que alguna vez fue un hombre fuerte del peronismo entrerriano, ahora enfrenta un futuro incierto. Asegura que no quiere venganza, pero su tono es el de alguien que no olvida: «Hay actores judiciales, políticos y mediáticos detrás de esto. No puedo probarlo, pero lo sé».
En Asunción, la vida de Kueider transcurre entre cuatro paredes, con su secretaria como única compañía. Desde allí, sigue defendiendo su inocencia. Pero en Argentina, su nombre ya es sinónimo de escándalo.