El aumento salarial del personal legislativo impactará en los haberes de los senadores, poniendo fin al congelamiento que regía desde 2023. Algunos legisladores buscan frenar el ajuste, pero Villarruel no intervendrá nuevamente.
El congelamiento de las dietas de los senadores nacionales finalizó el 31 de marzo, permitiendo que sus ingresos vuelvan a ajustarse según las paritarias del personal legislativo. Con esta medida, los haberes podrían superar los $9 millones y, de concretarse un nuevo acuerdo salarial en abril, alcanzar los $10 millones. A pesar del rechazo de algunos legisladores, la vicepresidenta Victoria Villarruel dejó en claro que no volverá a intervenir con un decreto y que la decisión final quedará en manos del Senado.
La medida reactivó la polémica sobre el costo de la política en un contexto de ajuste económico. Senadores como Luis Juez, José María Carambia y Natalia Gadano solicitaron mantener el congelamiento, pero el debate deberá resolverse en el recinto. En 2024, el Senado le otorgó a Villarruel la facultad de suspender los aumentos hasta la discusión en sesiones ordinarias. Sin embargo, al no renovarse la resolución, el ajuste quedó firme.
El impacto es considerable: hasta marzo, el sueldo neto de un senador era de $5,2 millones, pero con la nueva actualización y posibles incrementos en abril, podría llegar a los $7 millones en mano y superar los $10 millones brutos, incluyendo dietas, representación y desarraigo.
El debate no termina aquí. Durante 2024, distintos senadores impulsaron proyectos para modificar el sistema de dietas, como la propuesta de Francisco Paoltroni, que busca fijarlas en diez jubilaciones mínimas y permitir su renuncia parcial o total. Con el inicio del nuevo período parlamentario, estos proyectos serán revisados en comisiones, mientras aumenta la presión social sobre los ingresos de la clase política.
