Un estudio reveló profundas transformaciones familiares: más adultos mayores, menos nacimientos y una creciente cantidad de hogares liderados por mujeres.
La tasa de natalidad en Argentina cayó un 40% desde 2014, según un informe del Observatorio del Desarrollo Humano de la Universidad Austral. El estudio, presentado este 15 de mayo en el marco del Día Internacional de la Familia, muestra un cambio drástico en la estructura demográfica del país: los hogares sin hijos menores de 18 años ya representan el 57%, cifra que invierte el patrón registrado en 1991.
El informe, basado en datos del INDEC, expone una baja sostenida en la cantidad de nacimientos, una mayor presencia de hogares unipersonales y monoparentales —en su mayoría encabezados por mujeres— y un notable crecimiento en la población de adultos mayores. Hoy, el promedio nacional de hijos por mujer es de 1,4, y en la Ciudad de Buenos Aires cae a apenas 0,9.
Expertas atribuyen esta tendencia a múltiples factores: incertidumbre económica, acceso tardío a la maternidad por razones profesionales, y el aumento del individualismo. “El concepto de familia está evolucionando”, señalaron desde la Universidad Austral. La edad promedio para tener el primer hijo se ubica ahora entre los 30 y 34 años.
Además, el 25% de los hogares en el país son unipersonales, el doble que en 1991. Y el 80% de los hogares monoparentales están a cargo de mujeres. Esto, según las investigadoras, evidencia una carga desigual en las tareas de cuidado y una mayor vulnerabilidad para esas jefas de hogar, especialmente cuando deben ocuparse de niños y adultos mayores a la vez.
Otro dato relevante: la población de personas mayores de 85 años se multiplicó por ocho desde 1991, pasando del 1,5% al 11,8% del total. Esto refleja una sociedad que envejece rápidamente, lo que requerirá nuevas políticas públicas que acompañen las transformaciones familiares y redistribuyan las responsabilidades de cuidado.
Desde el Observatorio señalaron que la caída de la natalidad no debe interpretarse como una consecuencia negativa de los derechos reproductivos, sino como un llamado de atención para adaptar el diseño social y económico a una nueva realidad demográfica.