Un total de 13.853 chaqueños se acercaron a las urnas este domingo, pero decidieron no respaldar a ningún partido político. Este grupo de votantes optó por el voto en blanco o nulo, convirtiéndose así en la cuarta opción más elegida en las elecciones legislativas provinciales.
Este dato cobra aún más relevancia al sumarse a la baja participación electoral, que apenas alcanzó el 50,7% del padrón habilitado. Es decir, solo la mitad de los chaqueños con derecho a voto eligieron una lista, mientras que la otra mitad se expresó mediante la abstención o el rechazo explícito en el cuarto oscuro.
El 2,49% de los sufragios emitidos fueron en blanco o nulos, un porcentaje que supera incluso al caudal de votos obtenidos por ocho de las once fuerzas que se presentaron. Para la dirigencia política, este comportamiento representa una clara señal de descontento o desconexión de la ciudadanía con la oferta electoral.
Este fenómeno no es nuevo en Chaco. En las legislativas de 2023, cuando también se eligió gobernador, el 8% del electorado votó en blanco o anuló su voto, siendo entonces la tercera opción más votada. En 2021, con una participación del 66,22%, el voto en blanco o nulo alcanzó el 2,89%. Y en 2019, con cargos ejecutivos en juego, ese porcentaje llegó al 10%.
La persistencia de este comportamiento electoral muestra una tendencia que se profundiza en contextos de baja participación o alta insatisfacción, marcando un desafío clave para todos los sectores políticos.
