El nuevo ranking global del Center for World University Rankings (CWUR) dejó una advertencia seria: las universidades argentinas siguen perdiendo posiciones frente al avance de instituciones con presupuestos más sólidos. En la edición 2025, la UBA figura como la mejor posicionada del país en el puesto 409 (19 lugares por debajo respecto al año anterior), y apenas siete instituciones nacionales lograron entrar en el listado de las 2000 mejores del mundo. Todas son públicas.
Desde CWUR explican que el retroceso generalizado se debe a la caída del rendimiento en investigación, consecuencia directa del ajuste presupuestario que atraviesa el sistema universitario argentino. A diferencia de otros rankings, CWUR da mayor peso a la producción científica, especialmente aquella publicada en revistas de prestigio internacional.
La Universidad Nacional de Córdoba fue la única que subió en la tabla, pasando del puesto 974 al 819. En cambio, otras como la de Rosario, Litoral, Cuyo y Mar del Plata descendieron. La Universidad Nacional del Sur quedó fuera del ranking este año, al igual que en años anteriores lo habían hecho Tucumán y Comahue.
El impacto de la crisis presupuestaria no se limita a la reputación académica. Según el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), las universidades públicas generan el 70% de la producción científica del país, pero hoy se enfrentan a una parálisis casi total de sus programas de investigación. Desde el sistema universitario denuncian que el Gobierno cortó subsidios, canceló contratos con editoriales científicas, suspendió ingresos al Conicet y eliminó programas de cooperación internacional.
El decano Pablo Evelson (UBA) advirtió que incluso los subsidios ya otorgados no se están pagando y que los científicos han perdido hasta un 40% de su poder adquisitivo, lo que empuja a muchos a buscar oportunidades en el exterior. La comunidad científica describe el escenario como un “cientificidio”.
Mientras tanto, las universidades argentinas reclaman la reapertura del diálogo con el Gobierno y la implementación urgente de un plan integral para garantizar la continuidad de la investigación, la estabilidad laboral y el desarrollo del conocimiento. De lo contrario, advierten, el financiamiento del sector quedará por debajo del 0,15% del PBI, el nivel más bajo en la historia nacional.