El padre Gabriel Romanelli fue alcanzado por una explosión en el templo que funciona como refugio para cientos de desplazados. Sobrevive y sigue asistiendo a la comunidad.
En medio de los bombardeos en la Franja de Gaza, una explosión alcanzó a la iglesia del Patriarcado Latino de Jerusalén, que funcionaba como refugio para entre 500 y 600 personas, cristianas y musulmanas. El sacerdote argentino Gabriel Romanelli, de 53 años, resultó herido, aunque aseguró estar fuera de peligro.
“Fue una sorpresa. Estábamos bajo techo, pero la explosión hirió a 15 personas. Yo estoy bien”, dijo Romanelli, quien permanece en el lugar a pesar de la situación crítica. Confirmó que la explosión causó tres muertes y dejó a dos jóvenes más gravemente heridos. La parroquia continúa abierta como uno de los últimos espacios de resguardo humanitario.
El misionero, que nació en Buenos Aires y lleva tres décadas en Medio Oriente, fundó un hogar para chicos con discapacidad en Belén y está al frente de la comunidad cristiana en Gaza. Sobre el ataque, sostuvo: “El Ejército israelí dice que fue un error, pero fue un impacto directo. Una piedra salvó la cruz. Esto fue claramente una explosión”.
A pesar de las heridas, Romanelli continúa brindando asistencia espiritual, comida y acompañamiento. “La situación es muy grave. Estamos heridos física y espiritualmente, pero seguimos ayudando”, expresó.