A más de dos años del siniestro vial que terminó con la vida de su hija, la familia Vasconcelos inició una protesta en el ingreso al Poder Judicial. Denuncian demoras en el juicio y que el condenado sigue conduciendo.
Sentados en reposeras, con carteles y una foto de Jéssica que duele mirar, María y Francisco Vasconcelos comenzaron esta semana una protesta frente al Superior Tribunal de Justicia del Chaco. Su objetivo: pedir lo más básico, que se cumpla la condena contra el hombre que, según la Justicia, mató a su hija.
«Hoy vinimos a hacer lo que hacen ellos: estar sentados», ironizó Francisco con dolor, en referencia a lo que perciben como una actitud indiferente por parte de los jueces. Según denuncian, pasaron más de dos años desde la condena y el imputado nunca pisó una celda ni fue inhabilitado para conducir. “Si no lo vemos, si no lo filmamos, nadie hace nada”, afirmaron.
La causa acumula cinco recursos sin resolución. El juicio por desobediencia ya fue suspendido cuatro veces. Y mientras la Justicia duerme los expedientes, los padres no descansan: iniciaron una huelga de hambre y dicen que no se moverán hasta obtener respuestas. “Mi hija fue velada en un cajón cerrado porque estaba destrozada. ¿Cómo creen que podemos estar?”, expresó María, entre lágrimas.
Acompañados por su nuevo abogado, el doctor Juan Varas, aseguran que se enteraron de presentaciones judiciales recién ahora, que llevaban más de dos años sin tratamiento. También desmintieron versiones que intentan ensuciar su reclamo: “No necesitamos el dinero de un asesino. Solo queremos justicia para nuestras nietas, que se quedaron sin mamá”.
La vigilia frente al edificio judicial no solo es una forma de reclamar. Es, también, una muestra de dolor que persiste. Porque, como dice Francisco, “ellos se van de vacaciones, pero nosotros no podemos tener paz en el corazón”.
