El homicidio ocurrido en un bar sin habilitación desató temor entre los vecinos de la zona. Aseguran que desde esa noche, personas sospechosas merodean la cuadra y hasta reciben amenazas.
El crimen de Pablo González, el joven de 28 años que fue apuñalado tras ser echado de un bar que funcionaba sin habilitación en Av. Nicolás Rojas Acosta al 736, dejó una herida abierta en el barrio.
Vecinos de la zona expresaron su preocupación por la creciente inseguridad: aseguran que desde el hecho, varias personas circulan en motos por la noche, vigilan casas y hasta han lanzado amenazas a quienes hablaron con la prensa o la policía.
“Estamos con miedo, ya no se puede vivir así. Ese bar traía problemas desde hace tiempo, y ahora ni podemos dormir tranquilos”, comentó una vecina que prefirió no dar su nombre por temor.
El local fue clausurado por la Municipalidad luego de confirmarse que funcionaba dentro del predio del Club Estudiantes sin la documentación correspondiente. La causa, caratulada como “supuesto homicidio”, tiene dos detenidos, un cuchillo secuestrado y prendas manchadas con sangre.
La familia de la víctima sostiene que el crimen fue premeditado y exige justicia. Mientras tanto, el barrio vive en tensión.