El exdelantero falleció a los 57 años y deja un legado de goles, humildad y pasión por el fútbol que marcó a hinchas y compañeros.
El fútbol chaqueño llora la partida de Miguel Ángel “Punchi” Ortolá, quien murió a los 57 años. Nacido en Tres Isletas en 1968, su vida deportiva dio un giro en 1988 cuando, casi de casualidad, se probó en Chaco For Ever y fue incorporado al plantel profesional por Rodolfo Motta. En 1989 formó parte del equipo histórico que ascendió a Primera División y firmó goles memorables, como el del desempate en la Bombonera o el que le convirtió al Olimpia de Paraguay, campeón de América.
A lo largo de su carrera jugó 166 partidos y marcó 16 goles en el fútbol argentino, vistiendo también las camisetas de Ferro, Deportivo Cuenca (Ecuador), El Porvenir, Deportivo Italiano, Temperley y Dock Sud. Su talento llamó la atención de Carlos Timoteo Griguol, quien lo definió como “un diamante en bruto”.
Más allá de las canchas, “Punchi” fue reconocido por su humildad y resiliencia. Tras retirarse, se dedicó a dirigir juveniles y en 2018 viajó a China como profesor de fútbol, donde descubrió el tumor de pulmón que lo llevó a una larga lucha contra la enfermedad. Radicado en Eldorado (Misiones), afrontó los tratamientos médicos con fe y recibió el apoyo solidario de hinchas y figuras como Javier Zanetti, quien donó una camiseta para ayudar a solventar gastos.
Su fallecimiento generó conmoción en redes sociales, donde hinchas, excompañeros y clubes lo recordaron con cariño. “Siempre en el corazón de los forevistas”, fue el mensaje que se multiplicó como homenaje a un jugador que dejó huella por su zurda poderosa, sus anécdotas y su calidad humana.
