Un estudio brasileño con más de 12.000 participantes sugiere que el consumo frecuente de estos productos se asocia con un envejecimiento cerebral más rápido, especialmente en memoria y lenguaje.
Una investigación publicada en la revista Neurology de la Academia Estadounidense de Neurología analizó durante más de una década a 12.772 adultos, con un promedio de 52 años, para evaluar cómo los edulcorantes artificiales y los alcoholes de azúcar afectan funciones cognitivas como memoria, fluidez verbal y velocidad de procesamiento.
Los participantes se dividieron según la cantidad diaria de edulcorantes consumidos, que iba desde 20 hasta 191 miligramos, el equivalente a una lata de gaseosa light. El sorbitol fue el más utilizado, con un promedio de 64 mg diarios. Tras ajustar factores como edad, sexo y enfermedades cardiovasculares, los investigadores observaron que quienes consumieron mayores cantidades presentaron un deterioro cognitivo 62% más rápido, equivalente a 1,6 años adicionales de envejecimiento cerebral.
El estudio identificó al aspartamo, sacarina, acesulfamo-K, eritritol, xilitol y sorbitol como los compuestos más relacionados con la pérdida de funciones cognitivas, mientras que la tagatosa no mostró efectos negativos. El impacto fue más pronunciado en personas con diabetes y en adultos menores de 60 años, sin diferencias significativas en mayores de esa edad.
Si bien los especialistas destacan que se trata de un estudio observacional y que no puede establecer causalidad, los resultados plantean dudas sobre la inocuidad total de los sustitutos del azúcar. Se recomiendan más investigaciones y se mencionan alternativas naturales como miel, jarabe de arce, puré de frutas o azúcar de coco, aunque también necesitan respaldo científico para confirmar su seguridad a largo plazo.