La imputada, identificada como Fernández, afronta cargos por delitos sexuales reiterados y agravados, algunos cometidos junto a otras internas. La fiscalía considera que los hechos podrían significarle una condena severa.
El fiscal Juan Ávila Echenique la señaló como probable autora de abuso sexual simple reiterado, abuso sexual gravemente ultrajante continuado y abuso sexual con acceso carnal por la introducción de objetos análogos. La acusación resalta un agravante central: Fernández sabía que tenía una enfermedad de transmisión sexual al momento de los ataques, lo que agrava la calificación legal de los hechos.
De acuerdo con la investigación, la principal acusada no habría actuado sola. Los fiscales apuntaron que Fernández intervino junto a Rocío Belén Montoya (26) e Ingrid Roxana Florindo (42), quienes también deberán enfrentar el proceso judicial. En ese marco, se la considera coautora de uno de los abusos más graves, además de remarcar el uso de un arma en grado de tentativa en otro episodio dentro del penal.
La causa, caratulada como abuso sexual en concurso real, complica aún más la situación procesal de Fernández, quien permanece actualmente en aislamiento preventivo en el penal femenino de Bouwer. Según fuentes judiciales, la elevación a juicio es inminente y podría derivar en una de las condenas más duras registradas en los últimos años dentro del ámbito penitenciario.
Mientras tanto, el Ministerio Público sostiene que el caso expone la necesidad de reforzar los mecanismos de control y resguardo dentro de las unidades carcelarias. Los próximos pasos judiciales definirán el alcance de las penas que recaerán sobre Fernández y sus presuntas cómplices.