El Presidente aseguró que hacia mediados de 2026 el índice de precios “convergerá a cero”. Mientras el Gobierno sostiene su pronóstico, el mercado y las consultoras reconocen la desaceleración, pero advierten señales de cautela.
La inflación volvió a ocupar un lugar central en la agenda económica luego de que el presidente Javier Milei pusiera una fecha concreta para que el índice mensual perfore el 1%. En una entrevista en un programa de streaming, el mandatario afirmó que hacia junio, julio o agosto de 2026 la inflación comenzará a mostrar valores cercanos a cero, como resultado del impacto pleno de la política monetaria aplicada desde el inicio de su gestión.
Según explicó el jefe de Estado, las medidas adoptadas tienen un rezago más largo de lo que se creía originalmente. En ese sentido, sostuvo que estudios recientes indican que los efectos de la política monetaria tardan alrededor de 26 meses en reflejarse de manera completa sobre los precios. Bajo esa premisa, remarcó que el proceso de saneamiento del Banco Central permitiría alcanzar una inflación prácticamente nula en la segunda mitad del próximo año.
En paralelo, Milei insistió en que la cantidad de dinero es el principal ancla nominal de la economía y relativizó el rol del tipo de cambio, al que definió como “un precio más”. También subrayó que la formación de expectativas en la Argentina está condicionada por décadas de inestabilidad, lo que, a su entender, explica la dificultad para consolidar procesos desinflacionarios sostenidos.
Más allá del optimismo presidencial, el mercado observa el proceso con mayor prudencia. El Relevamiento de Expectativas de Mercado que elabora el Banco Central de la República Argentina muestra que los analistas prevén una continuidad en la desaceleración del Índice de Precios al Consumidor, aunque todavía por encima del 1% mensual. Las proyecciones indican que el IPC bajaría del 2% a partir de enero y rondaría el 1,5% hacia mayo, sin estimaciones concretas aún para los meses mencionados por el Presidente.
Para el conjunto de 2026, las expectativas privadas ubican la inflación anual cerca del 20%, lo que implicaría un promedio mensual superior al 1%. Si bien esto no descarta que en algunos meses puntuales el índice pueda acercarse a cero, refleja que el consenso del mercado es más cauto que el diagnóstico oficial.
Las consultoras, por su parte, advierten señales mixtas en los últimos datos. Algunas remarcan un leve repunte de la inflación núcleo y señalan que el comportamiento del tipo de cambio y de los costos internos podría sostener cierta inercia inflacionaria. Otros analistas observan con atención la evolución de los precios mayoristas, que suelen anticipar movimientos del IPC, y alertan que todavía no hay evidencia clara de un quiebre definitivo en la dinámica inflacionaria.
Así, mientras el Gobierno reafirma su confianza en que la inflación mensual caerá por debajo del 1% en la segunda mitad de 2026, los indicadores y las proyecciones privadas invitan a la cautela. El rumbo parece marcado, pero el desafío será sostener la desaceleración sin que reaparezcan tensiones que vuelvan a presionar sobre los precios.
